Hay que ver lo que se consigue con un algo de dedicación, el local, convertido en una selva gracias al abandono de un año y al abono dejado por los peñistas, ha quedado impecable, tanto tanto que tres de nuestros socios más jóvenes y distinguidos, se han vestido de blanco y negro y han decidido comenzar a retozar por el suelo. Rouna nos tranquiliza y afirma que hará buenas migas con estos simpáticos fans de la peña, pues siempre se ha caracterizado por su multiculturalidad.
Y ya está la carpa, así que solo queda la tormenta de rigor y que llegue el día D.
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